viernes, 17 de febrero de 2017

LA GRAN CARRERA POR LA PAZ



Lo bueno se hace esperar y La Gran Carrera no podía ser menos. La evolución es más que notable y evidente. Tras meses de entrenamiento en los que algunas maestras hasta se han comprado un chándal (“¿Eso qué es?” se preguntaban entre ellas en los claustros), lo hemos dado todo. Nada más llegar nuestras niñas y niños empezaron a pasárselo en grande dentro de las instalaciones cubiertas que muy gentilmente nos ofrecieron desde el I.M.D. (Instituto Municipal de Deportes) de Sevilla. Vaya sorpresón que se llevó el alumnado al ver lo que allí habían organizado los alumnos y alumnas de los ciclos formativos del I.E.S. San Pablo: un pabellón cubierto donde jugaron en pequeños grupos guiados y supervisados por los estudiantes allí congregados. Desde juegos con paracaídas a baloncesto adaptado o gymkanas de lo más divertidas, todo fantástico y muy bien organizado. Tras ello, nuestr@s atletas marcharon a las pistas de atletismo ("¡¡¡Wow!!! pistas de verdad, como las que salen en la tele!" dijo una maestra sorprendida, imaginen los niños y niñas lo que pensaron). Para llegar hasta allí no faltaron medidas protocolarias como el desfile con los braslis abanderados y musiquilla para la ocasión (esos temas que no pasan de moda, ya saben, la remanida Carros de Fuego, Rocky y algún que otro hit musical de Queen).
Una vez l@s deportistas tomaron un tentempié, comenzaron las carreras y con ello la expectación. En primer lugar corrió el nivel de cinco años con su liebre y todo, seguido del nivel de cuatro y el de tres. Una vez acabadas las carreras del alumnado, llegó uno de los momentos más estelares (no, no se trata del capítulo final de la serie Juego de Tronos, pero casi). Era el turno de las mamás, los papás, los titos, las titas, los abuelos, las abuelas, los vecinos y vecinas y hasta el del butano, porque allí más gente que un día de rebajas en un factory. De hecho, habían soltado por ahí a una flamenca que no paraba de vociferar lo que se le pasaba por la cabeza con la ayuda de un megáfono. Se comenta que era el teacher, pero él lo niega en rotundo, dice ser incapaz por el gran sentido del ridículo que tiene (convenie recordar que al pobre se le cayó la vergüenza al suelo de pequeño y no se agachó a recogerla, pero en fin, que diga lo que quiera). 
Agradecemos lo bien que se portó  toooooooooooodo el mundo que puso su granito de arena: AMPA, madres y padres, CAJASOL, IMD Ayuntamiento de Sevilla, I.E.S. San Pablo, Distrito Nervión y UNICEF. Conseguimos recaudar más de 800 euros que serán donados a UNICEF para el desarrollo de sus proyectos centrados en los refugiados.